Si Flavio Mendoza valorizó la temporada de Carlos Paz a partir de sus espectáculos Stravaganza, las obras de la factoría Tinelli, que produce Dabope, de alguna manera han estandarizado la comedia familiar como la preferida de los veraneantes. Este será el séptimo verano que los astros salidos de la pantalla salten a las tablas y, una vez más, la expectativa pasa por sostener el éxito rotundo que los ha acompañado hasta aquí.
¿Hay una fórmula para crear estas piezas populares? “La hay, sólo hay que saber quién es A, B, X al cuadrado y qué es la integral de Y sobre 2. Lo que te da, es una derivada a la enésima potencia”, bromea Fredy Villarreal. El humorista aclara: “En definitiva, no hay. Sí hay un indicio en que uno tiene que amar lo que hace, entregarlo todo y brindar un buen servicio sobre todos los aspectos”. Pedro Alfonso agrega: “De antemano, jamás podés saber si será un éxito. Y eso es lo bueno de la adrenalina que se genera antes. Hay que poner mucho trabajo, formar un buen equipo, estar entregados al teatro y a la ciudad estos dos meses, con todo lo que ello implica”.
Más allá de esta incertidumbre, un hombre de larga trayectoria tanto arriba como abajo de los escenarios como “el Bicho” Gómez, algo puede detectar: “Hay algo que funciona, porque encontraron una manera de hacer las comedias que la gente tiene ganas de ver. Con personajes mezclados entre mediáticos y actores y artistas populares; esa combinación al público le gusta mucho, y vienen a ver eso”.
En esta combinación, Nazareno Casero aparece como una de las caras nuevas en la temporada. “El arte es algo tan amplio y a su vez tan subjetivo que tener preconceptos sobre qué puede ser un éxito es como agarrar el aire con las manos. Esta compañía viene haciendo éxito tras éxito, así que es gente que sabe cómo hacerlo”, dice.
Del lado de los no-actores, la cordobesa Consuelo Peppino arriesga: “Le va a pegar a la gente porque es maravillosa, es divertida y es para todo el público. Son geniales los artistas y tenemos muy buena onda. Ya vinieron mis nietos y se fueron felices y contentos”.
Sobre ese tono familiar, todos coinciden que es clave. “Lo primero que pasa es que son divertidas. A la gente le gusta salir a divertirse y relajar en familia. Tiene mucho trabajo atrás también. También, la gente siente curiosidad por ver a los de ShowMatch, hay gente muy fanática que se ve todo por tevé y ven a un Marcelo Polino en vivo y no lo pueden creer, se vuelven locos”, cuenta Belén Pouchan.
En definitiva, qué es tener éxito entonces: “Es cuando lográs, sin darte cuenta, empatizar con el público. El público es variado y el humor le toca en diferentes puntos. Algunos necesitan más o menos sorpresas, y eso es impredecible saberlo antes. Si tenés una fórmula, no sería más fácil, sería más aburrido. Un éxito se hace porque sabés hacerlo; podés tener suerte como si fuese una serendipia, por un hecho fortuito encontrar algo, pero no es este caso. Son años de trabajar para el público, saber qué y cómo”, explica Nazareno.
Pasado de suceso
Son seis los años con los que los productores y actores llegan con éxitos sobre sus espaldas, y algo de todo ese bagaje se capitaliza desde el día uno. “Tenemos la recurrencia. De tantas veces que se viene, y año tras año termina siendo la comedia más vista del país, se genera esa idea de que equipo que gana no se toca. Más allá de algunos nombres, el estilo de obra siempre es el mismo, descontracturado, en el que se quiebran paredes hacia el público. Pero no tenemos la vaca atada, no sabemos lo que va a suceder. Creemos que lo que hacemos está hecho muy bien, sólo eso”, dice Fredy. Pedro aporta: “Nos refugiamos en la popularidad de los que pasan por el Bailando, y eso es un gran empuje. De eso nos hacemos cargo. Esa frescura y la combinación nos da algo fresco”.
Figuras del momento, desconocidos debutantes, mediáticos... lo que funciona en la tevé suma a la propuesta. Con esta combinación, ¿seguimos hablando de teatro? “El teatro es teatro, no hay una división. El subirse al escenario ya es un hecho teatral. Aunque nosotros nos pongamos a jugar o a improvisar con el público, eso es un hecho teatral, porque en sus raíces siempre fue de improvisación y de juegos, hasta que se empezaron a escribir obras. Pero la comedia del arte era improvisación. De eso se trata el teatro”, dice “el Bicho”.
Queda claro que la televisión aún ejerce un poder gravitante sobre los espectadores que eligen qué ver en verano. “Es como la medición de un viento que antes lo arrasaba todo y hoy es un temporal que perdió fuerza. Pero sigue siendo un gran temporal. El cuarto poder sigue existiendo”, dice Fredy Villarreal.
Una vez más, comandando este buque Pedro Alfonso se posiciona como una de las figuras que traccionarán al público hacia la comedia. “Por ese reality show de su propia vida forjada con su pareja en ShowMatch la gente lo conoció del lado más humano que artístico, a diferencia de a nosotros, que entramos por el arte. La gente lo empezó a quererlo a partir de su lado humano. Y luego él se encargó de no quedarse con eso y fogonear su espíritu actoral que día a día se supera. Hoy se lo considera un actor más. Olmedo era tira cables en definitiva”, dice Fredy y Pedro, le devuelve la pared instantáneamente: “Como pasa en El Chavo o en el Súper Agente 86, somos el bueno y el malo, esos que siempre se están peleando. Si hay algo que disfrute es darle un pie a Fredy. Funcionamos muy bien desde ese lugar, nos entendemos mucho. Todo lo que hace Fredy sorprende y yo lo disfruto como propio”.
Vender mucho, tener repercusión, ganar muchos premios, ¿cuál será el termómetro del éxito? “Ver la sala llena, no hay ciencia. Y no hablo sólo de lo económico, una sala llena genera muchas cosas: sonrisas en los productores, buen ánimo entre los artistas. Un actor lo que necesita es público; si es un gran público, ya está”, dice Villarreal. “A mediados de enero, cuando esté el caudal de gente y la obra esté afianzada, veremos. Antes de eso, imposible saber. Igual el balance es al final. Yo estoy en contra de festejar en el medio la cantidad de espectadores o que se agotó alguna función. Es un partido que se juega hasta el final”, concluye Pedro.
Piden un deseo
Con el fin de año, los actores de La Isla Encantada hacen público su deseo más íntimo.
Bicho Gómez. Es el mismo deseo que debemos tener todos: que el país arranque de una vez por todas y que todos tengamos las mismas oportunidades. Que empecemos a crecer. Nosotros hacemos teatro para la gente, y si la gente no está bien, nuestro trabajo es en vano. Necesitamos que la gente tenga el dinero para pagar una entrada y que eso no sea un sufrimiento.
Consuelo Peppino. Mi deseo es que esté bien mi familia, que es lo principal. Que todo el país y los niños tengan todo.
Belén Pouchan. La felicidad ante todo, eso es lo más importante. Si estás feliz, todo va bien.
Nazareno Casero. Un poco de paz para todos, y lo digo a nivel mundial. Que cada uno pueda encontrar lo que está buscando y no necesitaría del afuera, del exterior o de los otros. Que cada uno tome sus decisiones, pero en paz.
Fredy Villarreal. Una Argentina mejor. Uno habla de los deseos de las lámparas, de la paz en el mundo... eso está bien, pero vamos ahora a otra cosa: luego de todo lo que se vivió, quiero una Argentina unida y justa.
Pedro Alfonso. En lo personal, pido por mi familia. Un deseo de buena temporada para todos y a nivel país que haya un poco más de unión.
Nota: vos.lavoz.com.ar
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